TIPOLOGÍAS ESTRUCTURALES DE CIMENTACIONES

BLOG CYPE
22/09/2017
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En la literatura especializada sobre cimentaciones, se acostumbra a hacer una distinción entre varios tipos de soluciones estructurales diferentes que se agrupan bajo el epígrafe siguiente:

Cimentaciones superficiales
Cimentaciones profundas

Por extensión entre dos grandes grupos o familias de las tipologías estructurales aparece una versión intermedia que bien podríamos llamar cimentaciones semi-profundas, a medio camino entre los dos grandes grupos anteriores.

Sabemos que la cimentación es la parte de la estructura que transmite al terreno, las acciones a las que se ve sometida la estructura por efecto de su propio peso, de las acciones externas que recibe de tipo climático, viento, nieve, sismo, dilatación debido a los cambios de temperatura, y también en razón de su uso o explotación. El terreno para equilibrar estas cargas, se deforma y reacciona sobre la estructura igualando los efectos de las acciones que recibe. Pues bien, este intercambio de acción-reacción de equilibrio, solo puede hacerse en aquellos puntos en los cuales el terreno, esto es el suelo, sea capaz de desarrollar tensiones suficientes para dar la réplica y provocar el equilibrio.

El suelo, el terreno, es por tanto una parte importantísima de la estructura, pero a diferencia del resto del sistema estructural, el suelo, en tanto la resistencia de material y sus características mecánicas dependerán de muchos factores. Para la resistencia del material, será el ESTUDIO GEOTECNICO, el que nos dé información suficiente para conocer su comportamiento estructural.

Si consideramos la cota relativa +- 0.00 como la cota de referencia, no todas las capas que conforman el terreno tienen las mismas características. Por tanto conocer a que profundidad de la cota relativa de salida deberemos bajar para asegurar la resistencia necesaria, es lo que nos indicará en que grupo nos encontramos.

Si, como es deseable, el terreno resistente se encuentra en la parte superior, cercana a la cota de referencia, tendremos una cimentación del tipo superficial. Es decir, podremos hacer la transferencia de cargas y acciones de la estructura directamente sobre el terreno mediante una cimentación directa superficial, sabiendo que, a muy poca profundidad, el terreno se comporta correctamente de manera estructural. Otra cosa es que, por necesidades del proyecto, a pesar de que el terreno sea superficialmente resistente, debamos excavar en profundidad para hacer varios sótanos.

Pero en muchas ocasiones, como por ejemplo en zonas cercanas al mar, zonas de relleno, o tierras poco consistentes, las capas resistentes, se encuentran a cierta profundidad de la superficie. Digamos para poner unos ciertos límites comprensibles, a diez metros por debajo de la superficie. Este valor no es gratuito, ya que, entre la solución superficial a flor de piel y la excavación profunda, podremos encontrar soluciones intermedias, digamos entre 4 y 8 m de profundidad, que pueden ser tratados con máquinas convencionales de excavación y movimientos de tierras. Las retroexcavadoras actuales, con sus brazos mecánicos pueden fácilmente excavar a estas profundidades. Pero cuando las sobrepasamos, hemos de acudir a soluciones diferentes, tanto desde un punto de vista técnico, como económico. Entonces hablamos ya de cimentaciones profundas. Muchas normativas limitan, por ejemplo, para los pilotes, tal vez la solución paradigmática de las cimentaciones profundas, una longitud mínima de 6 m, con lo cual indirectamente ya nos están marcando una profundidad frontera a partir de la cual podemos considerar las cimentaciones profundas.

Así, a modo de recapitulación, cuando hablamos de los grandes grupos de cimentaciones, superficiales, profundas y semiprofundas, lo hacemos en razón de donde encontramos las capas resistentes del terreno, desde un punto de vista estructural. Pero a la vez hemos de considerar aspectos económicos y de ejecución que involucran maquinaria especializada y que nos hará decantar en cada caso por la solución más adecuada. Hemos de recordar que en ingeniería la mejor solución viene determinada por un compromiso entre diferentes factores, y la consideración de uno solo de ellos, no siempre aporta el mayor valor a la solución adoptada.